A medida que los niños crecen, a menudo imitan los comportamientos de los adultos que los rodean. Pasan sus días observando todo y, inevitablemente, adoptan manierismos y acciones, a veces conduciendo a situaciones divertidas.
Por ejemplo, imagina a un niño de un año que acaba de dar sus primeros pasos pero aún no domina el habla.
Este pequeño ya está imitando las acciones de su abuela, especialmente cuando se trata de la estufa, a pesar de que le han dicho que se mantenga alejado.
Con un fuerte deseo de afirmar su independencia e imitar a los adultos, intenta operar la estufa de gas, al igual que los mayores.
Lo que realmente es encantador es la forma en que balbucea en su propio idioma mientras se dedica a esta imitación juguetona.
Es una escena conmovedora que seguramente te sacará una sonrisa y alegrará tu día.
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