Luis Ronaldo Rodríguez, conocido como Lazy Boy, es un deportista marcial mixto mexicano que compite en la división de peso mosca del Ultimate Fighting Championship.
Durante una entrevista en el podcast de @RobertoMtzTV, el joven pelador originario del estado de Chiapas, contó su historia de carencias y dificultades para poder prepararse, hasta que llegó al deporte.
@yeti.motivation La mamá de Lazy Boy Rodriguez robaba las sobras para darle de comer. Como diria Lazy Boy "No te averguences de eso." ❤️🇲🇽 #lazyboy #lazyboyrodriguez #ufc #mexico #motivacion ♬ original sound – Yeti
En otra entrevista, habló de cómo su madre y él tuvieron momentos muy complicados de sobrevivencia:
«Mi mamá se robaba la comida del lugar donde trabaja para alimentarme a mi, un día dije, ya no quiero que esto pase»
«Yo quería sacar a mi mamá de trabajar desde los 16 años, no quería que la siguieran humillando, no quería seguir viviendo en casas abandonadas. Entendí que, si quería lo mejor para ella, tenía que dejar de ser una carga, porque así lo veía en ese momento. Mi madre ya tenía suficiente con preocuparse por conseguir qué comer todos los días, no podía seguir siendo una preocupación más. Cuando era niño, ella trabajaba en una casa y ni siquiera le regalaban la comida que iban a tirar, la que terminaban dándosela a los perros. Así que se la robaba para poder llevarme de comer. Y ahí entendí que ya no quería que pasara por eso nunca más.»
Además de ser un deportista profesional, Lazy Boy está demostrando la buena educación que ha recibido y ser un hijo muy agradecido que reconoce los esfuerzos que él y su madre han hecho para logar su sueño.
«Le dije: ‘Mami, te amo mucho. Perdóname, pero ya no voy a regresar’. Hasta le inventé que iba a Soriana para que no se preocupara, pero después le confesé la verdad: «Ya no voy a regresar». Mi mamá se puso muy muy triste, pero sabía que tenía que dejarme ir. Me fui con 200 pesos en la bolsa y toda la hambre del mundo por salir adelante. Sin un plan B, sin nada a qué aferrarme más que mi determinación. Quemé mis barcas, dejé la escuela, y le prometí que no volvería hasta haber construido algo. No me fui por mí, me fui por ella».